
Energy Towers
En el nuevo centro de Maputo, en el terraplén de Maxaquene, hay un edificio imponente: las Torres de la Energía. Hacerlas realidad requirió sin duda mucha energía y una buena dosis de audacia, desde los arquitectos y constructores, promotores del desarrollo, hasta los especialistas en fachadas y socios comerciales. Tras superar todos los obstáculos y retos, el resultado es un edificio icónico -lleno de transparencia, cristal y reflejos-, símbolo de prosperidad e innovación, no sólo en Mozambique, sino en todo el sur de África.
Retrocedamos una década, antes sólo existía el terreno -una enorme superficie de unos 30.000 metros cuadrados- y el deseo de construir algo único. De la voluntad nació el proyecto y del proyecto nació una fachada retorcida nunca vista en Mozambique.

En 2012, teníamos un terreno en esta zona y el sueño de crear un edificio icónico que fuera un hito en la arquitectura mozambiqueña. Recuerdo que en su momento el proyecto fue visto como prácticamente imposible, un “sueño loco”. Aun así, seguimos adelante con el proyecto arquitectónico. Luego esperamos el mejor momento para la implementación, ya que la viabilidad de las inversiones en África depende en gran medida de las diferencias en los tipos de cambio. Iniciamos la construcción meses antes de la pandemia...
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Rofino Licuco, CEO
¿Audacia? ¿Ambición? Quizás un poco de todo. Pero lo cierto es que, a pesar de los desafíos –¡y fueron muchos! – las torres son ya una realidad y están ocupadas por unas 700 personas de dos importantes instituciones: en la Torre 1, el Ministerio de Energía y Minerales y, en la Torre 2, el Ministerio de Justicia y Asuntos Constitucionales y Religiosos. Dos grandes pruebas de confianza y orgullo por el trabajo realizado.
Pero, continuando con la historia de este notable edificio, una vez que se cumplieron las condiciones, llegó el momento de llevarlo a cabo. ¿Y cómo lograr tal hazaña, si casi todo en el proyecto era prácticamente nuevo o inexistente para el país? Desde los materiales, a la forma de construcción, a la tecnología, a la experiencia...
La búsqueda de socios fiables, es decir, un fabricante e instalador capaz de hacerlo, llevó mucho tiempo y fue difícil, pero al final fue posible. Y una vez superada esta etapa, se impuso un nuevo desafío: ¿cómo fabricar y producir algo que no existe? Sólo hay una opción: diseñar desde cero.
Entonces, con un plazo de construcción ajustado, llegó el momento de arremangarse y recurrir a los socios más confiables para crear un grupo de trabajo capaz de llevar a cabo esta misión.
Así, mientras en Mozambique se preparaban equipos e infraestructuras para hacer realidad los elementos que harían realidad estas dos torres, en Europa, particularmente en Portugal, se articulaban colaboraciones y se negociaban materias primas: los perfiles y el vidrio, fundamentales para la finalización del proyecto. Reynaers Aluminium y Saint-Gobain fueron, sin duda, socios clave en el éxito de esta empresa.
El problema de las grandes obras y los proyectos disruptivos –especialmente en estos lugares– es que el riesgo es mayor. (...) Me gusta trabajar con personas y empresas en las que confío, como Reynaers Aluminium. Este tipo de trabajo nunca lo haría ninguna empresa.
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Nelson Mirra, General Manager
Todo parecía ir por buen camino. Es entonces cuando aparece una pandemia en el horizonte y Europa comienza a cerrarse. Primero Italia, luego España y, en marzo de 2020, Portugal. Para que nada paralizara los trabajos y la construcción continuara, se firmaron cartas de garantía de los socios europeos, asegurando que la producción continuaría para que la construcción en Mozambique no sufriera más retrasos.
Y de manera impresionante se realizó el viaje, en Portugal y Mozambique, sin parar, incluso con algunas dificultades añadidas en la aduana por el Covid-19.
El equipo estuvo espectacular. Realizaron muy buena preparación y coordinación y se notó mucha profesionalidad, desde la preparación hasta la calificación del trabajo. Cuando el vaso empezó a llegar, siguió moviéndose.
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Teófilo Nhantumbo, Director de Proyecto
Después de esto, uno podría pensar que, con todo cuidado, la construcción sería fácil. Pero no.

Levantar la fachada con alrededor de 7.000 m2 de superficie acristalada, con paneles de vidrio que pesan entre 250 y 600 kg, fue, en sí mismo, un desafío gigantesco, especialmente si se tiene en cuenta que cuando se construye en altura, la fuerza se siente aún más que la habitual. En Maputo, por el contrario, la mayoría de los trabajadores de Mozambique no tenían experiencia en la construcción de fachadas de vidrio de esta escala.
Pero la capacidad humana es extraordinaria y sorprendente. Y, poco a poco, el miedo inicial se fue transformando en confianza y la confianza en motivación y compromiso.

Fue a partir de la energía positiva del trabajo colaborativo y las alianzas sólidas (aquellas en las que todos se esfuerzan por lograr lo mejor juntos) que Energy Towers nació de manera sólida e impactante. Sus impresionantes fachadas reflejan, ahora y siempre, la brillantez de todos los involucrados en esta hazaña que, más allá de lo soñado, es un hito arquitectónico en todo el sur de África.
Sistemas Reynaers utilizados
Colaboradores participantes
Arquitecto
Elaborador
Fotógrafo
Otras partes interesadas
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